21.7.10

Soul Eater

Aquel dia, ambas estabamos radiantes.
Fue una verdadera fiesta levantarnos, asearnos, desayunar.

Lizbeta y yo eramos felices, sentiamos que el mundo era nuestro.

Por supuesto, habia mucho que hacer antes.
Acompañamos a Madre al mercado porque decia que cuando lo haciamos la fruta que obtenia en los regateos era mas deliciosa.
Ademas, parecia importante para ella darnos a conocer.
Claro, ya casi no eramos niñas.
Y aunque Padre se resistia a reconocer que tenia en vista algun candidato, era bien estimado que las señoritas se ocuparan de los menesteres que en algun futuro proximo se convertirian en su centro de vida.
Luego de hacer las compras, ayudarla a Madre y a Clemencia en el orden de la canasta, salimos a dar una vuelta.

- Buenos dias, Lizbeta!
- Buen dia, Padre.

El Padre Clavelino era una persona temible.
Algo en el no me gustaba, seria por tal cuestion que siempre saludaba a Liz y no a mi.
Por supuesto, eso no me quitaba el sueño.

La plaza principal estaba ya adornada.
Y habian llegado muchos artistas, por lo menos eso dejaban entrever los carromatos arrumbados al costado de algun camino secundario.

-          Ay, Clarita!! Que hermosa noche pasaremos, no crees?
-          Eso espero, hermanita, eso espero.

Nos llamo la atencion un caballero mayor, algo entrado en carnes, que parecia observarnos sin disimulo alguno.

Como es logico, decidimos evitar cruzarlo, pero el, ni corto ni perezoso se acerco tan raudamente como le permitia su abultada barriga.
-          Señoritas, señoritas!!! No teman, simplemente su belleza me dejo extasiado.

Lizbeta y yo nos pusimos tan coloradas como las manzanas que Madre habia elegido cuidadosamente un rato antes.

-          Por favor, no se averguencen, la belleza es un don tan importante como la juventud, como la vida misma, diria yo.

Sin darnos casi cuenta, mi hermana y yo nos encontramos manteniendo un dialogo con alguien desconocido.

-          Imagino que esta noche tendremos en la Feria su presencia asegurada, cierto?
-          Claro!!! No vamos a perder la oportunidad de divertirnos.
-          Desde el año pasado esperamos este dia, señor Holberg.
-          Muy bien, muy bien....Entonces les regalare algo a cada una.
-          Que es, que es? –Liz parecia una pequeña niña a quien le prometieron un dulce.
-          Digamos que sera una sorpresa.
-          Puede venir Madre con nosotras? –pregunte para disimular mi ansiedad
-          Claro que si!!
-          Entonces, hasta esta noche, señor!!

Nos marchamos muy contentas.
Las horas se hacian interminables, mas aun sabiendo que no solo iriamos a la tan esperada Feria Anual sino que alli nos aguardaba una sorpresa.

Comenzamos a ataviarnos de forma recatada.
Nuestra abuelita habia fallecido hacia unos meses, asi que por el momento solo vestiamos de negro, el color de la muerte y el dolor.

Antes de salir, le contamos a Madre sobre nuestro encuentro.
Al principio, ella fruncio el ceño con desagrado. Pero cuando le dijimos que estaba invitada a recibir nuestra sorpresa, su expresion cambio.

Al llegar a la Feria comenzamos a buscar al señor Holberg.
No nos percatamos de preguntarle que carromato era el suyo, lo cual desato un mar de quejidos por parte de Lizbeta.

Para nuestra tranquilidad (y la de Madre, a quien mi hermana torturaba  con lloriqueos) el mismo señor Holberg vino a nuestro encuentro.
Lucia un extraño y a la vez bellisimo traje de corte impecable.
Lo extraño radicaba en su color. Era rojo, el color de la sangre.

Madre le pregunto a que se dedicaba, seguramente tratando de adivinar cual seria nuestra sorpresa.
-          Soy fotografo, plasmo momentos, vivencias, formas de vida.
-          Pero por sobre todo, me considero un admirador de la belleza y la juventud femeninas.
-          Oh, no!! Por favor, señora Sanchez, no se asuste!!!
-          Imagine que soy una especie de pintor de cuadros, un....Goya, por ejemplo.
-          Capto la belleza y para eso utilizo metodos modernos y muy caros, a decir verdad, en lugar de lienzos y pinceles.
-          Esa humilde sorpresa es la que preparaba para sus hijas: una simple fotografia.

Llegamos al carromato del señor Holberg.
Era de un color negro profundo, tanto como las alas de un cuervo.
La portezuela estaba abierta, el desaparecio un momento tras ella y despues de breves segundos, se acerco y nos hizo señas con la mano.

La primera en traspasar a aquel mundo fue Madre, le siguio Lizbeta y luego yo.
Debo decir que en este punto algo en mi interior tintineaba alarmandome, pero despeje estas dudas pensando que era logico sentirme asi: nunca antes me habian tomado una fotografia.
Nada adentro de ese carromato anunciaba la tempestad que caeria sobre nosotras: todo parecia en orden, perfecto y ordenado, tal como a Madre le gustaba.
-          Señora, tome asiento alli, yo preparare la escena.

Madre se sento y en el acto un pequeño hombrecito que hasta el momento habia estado como disimulado en una puerta interna se acerco con una bandeja y deliciosas masitas.
-          Desea un te, un refresco?
-          Un te estaria perfecto, si es de camomilla mejor.

El criado desaparecio de forma tan misteriosa como un poco antes habia aparecido.

-          Bueno,  niñas, todo esta listo para inmortalizarlas.

Un extraño frio recorrio mi columna vertebral, pero pense que era la excitación que me provocaba todo este asunto.

El “escenario” como le llamaba el señor Holberg, era muy simple: un cortinado grueso cubria la pared del fondo.
Y una silla esperaba que alguna de nosotras se posara suavemente sobre ella.

-          Yo quiero sentarme!!!

Liz como siempre dando la nota.
Por supuesto le cedi ese lugar, no solo por cortesia de hermana mayor, sino tambien porque preferia mantenerme en pie.

-          Su te, señora.

El pequeño hombre le acerco a Madre una bellisima taza, con su respectivo plato y agua hirviendo.
Al momento, Madre sirvio la bebida calida.
Su rostro estaba calmo y si tuviera yo el don de la clarividencia diria que en este momento se sentia orgullosa de sus hijas.

-          Señoritas, el momento llego.

El señor Holberg nos acomodo “al estilo teatral, mezclado con algo de pintores famosos”
Luego acomodo su amplia figura detrás de la que seria una camara fotografica.
Sinceramente, no la habia notado hasta ese momento, algo que erizo los pelos de mi nuca.
- Quietas, niñas!!

dijo, mientras sacaba la mano izquierda, de la que manaba una luz extraña.

En ese preciso instante algo sucedió.
Madre, que tenia los ojos fijos en nosotras, se cayo literalmente hacia su derecha y de alli directo al suelo.
Su cuerpo tieso, absolutamente inmovil, hizo un ruido seco al chocar contra el.
Su mirada se torno vidriosa en segundos y yo quise ir a ayudarla.

Pero no pude.

Con terror, observe como el Señor Holberg se reia groseramente junto con su ayudante, el hombrecito.

Liz estaba como Madre, con la mirada fija y vidriosa, sentada aun, dura, inmovil.

Yo sentia como mis ojos iban tomando de a poco la misma consistencia que los de ella y Madre.
Los sentia secos, planos, sin luz.
Mi cuerpo estaba entumecido, no respondia a mis requerimientos y la sensacion de temor en la columna era constante.
Trate de gritar pero me fue imposible: parecia muerta.

-          Bellas criaturas, no te parece, Daron?
-          Si, mi señor, bellisimas.
-          Quema las cascaras con azufre. Ya tengo lo que queria.

Lo ultimo que vi, antes de desprenderme de mi cuerpo fue la fotografia que tan “generosamente” nos habian obsequiado.

En la parte inferior, a modo de titulo, se leia claramente “Soul Eater”

Alli comprendi: el tal Holberg se habia apoderado de mi sagrada alma, la de mi hermana y psoiblemente la de Madre.

Desde ese dia, vago sin llegar a Cielo o Infierno, sin ver a mis amadas mujeres, penando por mi alma que fue arrebatada por aquel demonio.

Estimado amigo: si tu encuentras una vieja fotografia con dos niñas jovenes posando, una parada y otra sentada, con rostros avidos por conocer la vida, ten en cuenta que estas viendo mucho mas que cascaras, cuerpos.
Estas viendo nuestras almas.

Clara Sanchez
En busca eterna de su alma

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